Sobre lo que dejamos de lado.
Re-integración de la mirada perdida.
Ya no hay necesidad de parodiar ni violentar el espacio del otro.
Sino acercarlo por medio de lo conocido, a través de lo familiar y únicamente de este modo, es como ese otro, que soy yo, puede desequilibrar su atisbo de razón, transportarse a un espacio donde, la acción "es" otra cosa que lo que se ve.
Todo simplemente con la re-contextualización del espacio donde se llevan a cabo las ideas, las palabras y las acciones.
Para ver(nos) más adentro, en otra dimensión donde la ficción se confunde con lo "real" y en esta mezcla nos deja ver un poco o tal ves un mucho de verdad.
Esa mirada que no deja de penetrar entre los cuerpos, para ver más allá, para ver las ideas, para ver lo incorrupto, para ver lo que le da sentido a ese cuerpo siempre cambiante y lleno de concepciones disonantes sobre lo que es ó debería ser
[disonante.
(Del ant. part. act. de disonar).
1. adj. Que disuena.
2. adj. Que no es regular o discrepa de aquello con que debiera ser conforme.
V. tono disonante]
Una mirada que no es más que una frecuencia olvidada esperando su retorno.
Algo que nunca se debió haber perdido.
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