De lo onírico, pasando por lo imaginario, a lo real.
Anoche soñé un paralelismo con mi situación actual, una realidad que sería si no hubiera actuado cuando fue necesario para vencer fantasmas que me aprisionaban, y lo hicieron por un tiempo, pero fuertemente creo que fue la mejor decisión.
Al despertar, empezar el día y recorrer las horas, se me presentaron acciones fuera de mi que me remitían al sueño, que poblaban mi cabeza con ese recuerdo de otra dimensión paralela donde probablemente para mi la magia(k) no existe, reminiscencias de lo que cambié para mi propio bien y seguir mi curso sin ataduras mentales, palabras que me hicieron dudar si de hecho fue la respuesta correcta a mi proceso.
Sin embargo horas después mientras mi cómplice de fechorías registraba una estancia mía para un proyecto escolar, tomé un libro de santo tomas, como con cualquier otro libro que no he tocado, concentré mi sistema a lo que el libro en si mismo tuviera que decirme, abriendo al azar una página y leyendo las primeras líneas sobre las que se posara mi vista, para mi sorpresa encontré algo relacionado a todo esto.
Hablaba exactamente sobre decisiones, finalizando el párrafo con la pregunta:
¿la felicidad está en la memoria?
¿Es así?
La felicidad se incrusta en el aire del presente, pero deviene de nuestra memoria, así es, el saber que nuestras acciones pasadas nos llevaron al instante del ahora, es necesario conocer nuestro pasado para vivir en el presente y dilucidar el futuro.
La felicidad existe en cuanto seamos responsables de nuestro acontecer diario y no responsables en el sentido restrictivo, sino en cuanto cuidemos y sepamos manejar la energía que aportamos a un espacio o lugar.
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