Me duele la ausencia, las articulaciones y la cabeza.
Un cuerpo que no puedo ver me aprieta con fuerza.
De igual manera me duele la cercanía, las palabras y sus energías.
La mente no me engaña,
solo me alivian sus entrañas,
regodearme en su ilusoria cama y ver sus ojos frente los míos;
Ese cuerpo que me abraza, más no me daña,
que se arrastra a la par de mis migrañas;
Intentando salvarme.
Intentando hacer que no toque el suelo y rose a las arañas.
Sin embargo, aún no puede lograr manifestarse antes los demás,
la ausencia también la inquieta,
la cercanía no la complementa.
Y a mí, ya no me importa buscar que este con fuerza;
Solo que de mí no desaparezca.
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